Un joven fue acusado de estafa luego de que se descubriera que había realizado distintas operaciones con los datos de una tarjeta de crédito de una mujer de 90 años a la que desconocía.
Ir al cine y a comprar ropa. Eso fue lo que se le ocurrió al joven de 22 años al tomar contacto con los datos de la tarjeta de crédito de esa señora a la que no conocía. ¿Cómo fue que le llegaron? Nadie lo sabe aún. De hecho, si no hubiera sido porque el hijo de la mujer notó en el resumen de su madre aquellos gastos extraños, la tarde de shopping le habría salido bien.
Pero no: luego de que el 12 de julio se llevara a cabo la denuncia correspondiente por estafa y defraudación, la policía y la Justicia descubrieron la maniobra y allanaron la casa del sospechoso.
Distintos objetos fueron secuestrados durante el operativo.
El operativo se realizó este miércoles por la tarde en una vivienda de Eduardo Peralta Ramos al 1000, donde el joven fue identificado y notificado de la formación de una causa judicial que investiga el fiscal de Delitos Económicos, David Bruna. Personal de la comisaría primera, donde el hombre de 38 años -hijo de la víctima- había hecho la denuncia, requisó el inmueble y encontró un ticket de compra de entradas al cine del shopping Los Gallegos, los dos talones de espectador, un jean marca Distinto, otro jean marca TVR, y una remera marca A, además de una bolsa papel madera marca Cestlavie. Todos esos elementos fueron secuestrados, al igual que el teléfono celular del acusado.
Conforme trascendió, los gastos que el joven realizó con la tarjeta de la anciana rondarían los 12 mil pesos.
La investigación
El caso comenzó a principios de este mes, cuando la mujer de 90 años recibió el resumen de gastos de su tarjeta de crédito y a su hijo le llamó la atención el monto que adeudaba. A pesar de que no era una suma exorbitante, ni mucho menos, no se condecía con las erogaciones habituales que hacía su madre.
Al revisar la información que figuraba en el documento, el hombre descubrió que existían compras de entradas al cine y prendas de vestir en un negocio llamado Cestlavie. De inmediato, hizo la denuncia en el seccional céntrica, ya que advirtió que su progenitora era víctima de una estafa. También dio de baja la tarjeta en cuestión, ya que cayó en la cuenta de que alguien tenía conocimiento del número y del código de seguridad.
Según pudo saber LA CAPITAL, el plástico no había sido robado, por lo cual aún se desconoce la manera en que el acusado tuvo acceso a los datos.
Al ser consultado al respecto, el fiscal Bruna explicó que los delincuentes tienen distintas formas de hacerse de los mismos: además del robo del plástico o directamente de la información que figura en él (a través, por ejemplo de una foto que se le puede sacar rápidamente en cualquier lado donde sea utilizada), existen posnet que pueden haber sido “hackeados” para extraer los códigos en cuestión. Y también hay quienes son víctimas del llamado “phishing”, un sistema virtual a través del cual estafadores informáticos vulneran la seguridad de los usuarios y logran obtener sus números y claves, a veces hasta engañándolos directamente de diferentes maneras.
Puntualmente, se sospecha que el joven de 22 años que fue imputado en las últimas horas no tenía experiencia en este tipo de delitos. Inclusive, tal vez ni siquiera se trate de un estafador en concreto, sino más bien de alguien que vio la oportunidad de acceder fácilmente a la compra de objetos cuyo valor no es alto.
Es decir, los investigadores creen que, por alguna razón, el imputado tuvo conocimiento de los datos de la tarjeta de la anciana y “se dio un gusto”. “Nadie compra entradas al cine o un par de jeans y una remera si es un estafador”, explicó una fuente de la causa consultada por este medio.
Y tiene cierta lógica la frase pronunciada por el informante, ya que para consumar las compras en cuestión el sospechoso hasta tuvo que citar una dirección de e-mail en el sitio web Mi Boletería y dio el propio. También lograron localizarlo por el imei de la computadora desde el cual hizo aquella transacción.
A pesar de todo, el joven quedó igualmente imputado por el delito de “estafa y defraudación”, por lo cual deberá ahora afrontar un proceso judicial. Por el momento, el fiscal Bruna no ordenó medidas restrictivas de su libertad.